Yo quisiera ser el viento,
las nubes de tu tempestad
descender en silencio
a prenderte en tu zaguán
en la penumbra de un hueco
proponerte algo informal,
en una noche de cuerdos
volvernos locos de atar.
Sólo quiero ser el dueño,
de una ola de San Juan,
y calarte hasta los huesos
cuando nades en su mar,
y si el sol seca tu cuerpo
en ti quedará mi sal,
dulce fresa, caramelo
para esta boca procaz.
Yo quisiera ser un cuervo
y mis plumas arrancar,
cosquillear tus deseos
en mi lecho madrigal,
donde se detiene el tiempo
y no importa el qué dirán,
un lugar de todo exento
lleno de complicidad.
Si un día caigo en el reino
negro de la oscuridad,
si una noche me desvelo
y no puedo soñar más,
si algún día paro en puerto
y no me cautiva el mar,
ese día, en el momento,
ese, dejo todo allá,
pluma, sueños y cuaderno
junto a mi alma visceral.
Yo quisiera ser el cielo,
que ves desde la ciudad
y mandarte un par de besos
por cada estrella fugaz,
un relámpago y su estruendo
son un pecado carnal.
Yo quisiera ser el sueño
que te hace despertar.
F.Lopez