No trato de justificar lo que hice, pero la verdad, se esforzaba en
amargarme la vida diciéndome cosas que yo no quería oír... Y no digo que
le faltase razón, pero no se puede ir por el mundo haciendo daño
gratuitamente: que si era un fracasado, que si en realidad hacía esto o
lo otro por tal o cual causa, que si no me aceptaba tal como era... Eso
irrita, va minando tu aguante; llega primero a preocuparte,
después, a dolerte, y el dolor, cuando alguien te lo causa así, sólo
por hacer daño, se convierte en irritación, y la irritación deviene en
odio; además, creo que en realidad era él el que quería reafirmarse a sí
mismo, cobrar relevancia a costa de destruir mi ego.
Yo había oído
decir donde se escondía, así que, cogí el cuchillo que uso para
desviscerar la caza, y lo hundí en mi abdomen. No pude ver la sangre de
mi subconsciente muerto, porque antes, la mía lo inundó todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario