jueves, 25 de octubre de 2012

Abundancia y austeridad. La búsqueda de la abundancia mediante el despilfarro consigue, por lo general para la mayoría de la población el resultado contrario al deseado: la escasez; en contraposición, la búsqueda de la abundancia mediante la austeridad podría ser la herramienta para conseguir una abundancia generalizada para toda la especie humana. Quizá para mucha gente pueda resultar contradictorio vincular abundancia a austeridad; si esto es así es por que se tiene un concepto erróneo de alguno de estos vocablos o de ambos. Nuestra cultura basada en la búsqueda de la abundancia por medio del despilfarro, hace que para el entendimiento el concepto de abundancia quede muy próximo al de opulencia y que a la austeridad se la relacione con miseria o con restricciones excesivas. Es lógico que sea así. Una sociedad que para mantenerse operativa utiliza un sistema económico mediante el cual sin el crecimiento exponencial del consumo entra en recesión y se hunde, creando serios problemas políticos y sociales, tiene que conseguir necesariamente que sus ciudadanos tengan una necesidad de relacionar opulencia con bienestar, haciéndola sinónima de abundancia: crear una necesidad en la población de acumular en exceso bienes innecesarios -esto es, opulencia- es la manera de conseguir un crecimiento exponencial del consumo. Por otra parte si la sociedad decidiese -por un prúrito insospechado de sensatez- rechazar lo innecesario cuando lo innecesario no tiene ningún sentido -esto es austeridad- el sistema se vendría abajo en un santiamén. Buscar la abundancia por medio de la austeridad significa que todos tengamos lo necesario y también aquello que sin ser estrictamente necesario tenga sentido poseerlo (por ejemplo que un guitarrista disfrute de diversos instrumentos distintos) pero descartando el erróneo concepto de que la acumulación sin sentido de bienes ofrece el bienestar de la abundancia. Resulta evidente que mediante este concepto de abundancia y bienestar basado en la austeridad es mucho más fácil que ambas se extiendan a más gente, puesto que la necesidad de producir menguaría ostensiblemente. Pero lo más importante de esto es que nos proporcionaría la gran satisfacción de poder disfrutar del tiempo; la más gustosa de las abundancias y, sin embargo, muy a menudo despreciada: es muy común escuchar como la gente alardea de carecer de tiempo por estar "muy liada" como si este fuera un símbolo de que las cosas le van muy bien; como si carecer de tiempo fuera motivo de prestigio social. Infravalorar el tiempo es lo mismo que despreciar la propia vida, perderle el respeto; la vida no es otra cosa que eso: tiempo. Menos producción implica menos trabajo y por lo tanto más tiempo para disfrutar de las cosas que nos son necesarias y tienen sentido; más producción implica menos tiempo libre y disfrutar de intentar olvidar el trabajo aletargándonos ante el televisor aunque quizá tengamos cinco televisores que hemos ido acumulando, uno tras otro, en cuanto salía el último modelo. No tiene sentido que alguien, por ejemplo, desperdicie su vida trabajando en una cadena de montaje de una factoría de coches, por la única razón de que si no se venden cada vez más coches el sistema entra en recesión y no puede mantenerse. No hay otro motivo. Se podría vivir exactamente igual de bien produciendo una mínima parte de los coches que se producen, y esto no quiere decir que no dispondríamos de ellos. Por este "noble" motivo un montón de gente entrega su vida a una tarea aburrida y sin sentido en lugar de hacerlo a algo realmente valioso y constructivo para él y para los demás. Y no sólo el que fabrica; el que distribuye, el que fabrica accesorios, el que vende los coches, el que los publicita.... un montón de gente entregando su vida a mantener un sistema que carece absolutamente de sentido, por el mero hecho de evitar su derrumbe. Y hay más... por este mismo sin sentido estamos desperdiciando una montaña de materia prima, contaminando como locos y generando enfermedades que luego tenemos que gastar energía tiempo y dinero en curar. Este ejemplo del sector de la automoción es aplicable a otros muchos sectores. Si los gobiernos no hacen nada por romper este círculo estúpido, tendríamos que ser los ciudadanos los que plenamente concienciados dijésemos que pasamos de alimentar con nuestro trabajo a semejante bestia y seguro que mediante una unidad solidaria nos la podríamos componer para subsistir presciendiendo de la vía esclava, destructiva y deshumanizadora que el sistema nos propone como medio de subsistencia. Y buscar la abundancia en la austeridad, que no se puede imponer por ley; debe nacer en cada uno de nosotros por medio de la sensatez.

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